Descripció
El vitral en forma de flor azul, una obra maestra de Antoni Gaudí ubicada en la cripta de la Colonia Güell, es una profunda manifestación de su visión artística y espiritual, donde la luz se tiñe de un azul místico para crear una atmósfera de contemplación. Esta pieza, hermana de la flor verde ya descrita, comparte la misma estructura orgánica pero explora una paleta cromática que evoca la serenidad y lo trascendente.
La forma circular de la flor, con sus pétalos dispuestos en una simetría perfecta, es un eco de las formas que Gaudí hallaba en la naturaleza y que consideraba la manifestación de la perfección divina. En esta versión azul, los pétalos se alternan en una sinfonía de azules intensos y luminosos amarillos. Los azules, que abarcan desde tonos más pálidos y celestes hasta un azul cobalto profundo, sugieren la inmensidad del cielo, la pureza del agua o incluso una cualidad celestial, envolviendo la composición en una sensación de calma y recogimiento.
El centro de la flor, un óvalo de un profundo púrpura rojizo, actúa como el corazón de la pieza, atrayendo la mirada y ofreciendo un punto de concentración. Los brazos amarillos que se extienden desde este centro, formando una cruz latente, no solo añaden estructura al diseño, sino que también pueden interpretarse como un símbolo de luz divina o de dirección, uniendo lo terrenal con lo espiritual. Los pequeños óvalos azules en los extremos de los pétalos exteriores actúan como gemas engastadas, intensificando el juego de la luz.
Las líneas de plomo, ejecutadas con la precisión característica de las obras gaudinianas, no solo unen las distintas piezas de vidrio, sino que también realzan la fluidez de las formas, permitiendo que la luz se filtre y se refracte de maneras sutiles. Este vitral no es un simple elemento decorativo, sino una parte esencial de la arquitectura de la cripta, concebido para transformar la luz natural en una experiencia cromática y emocional. La flor azul de la cripta de la Colonia Güell es una invitación a la introspección, un faro de luz y color que, en la penumbra de la cripta, se convierte en un símbolo eterno de la búsqueda de Gaudí por la belleza y la trascendencia.
